La administración Trump finalizó un acuerdo para compartir los datos personales de aproximadamente 79 millones de beneficiarios de Medicaid con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), una medida enmarcada por los funcionarios como un esfuerzo para combatir el fraude pero ampliamente criticada como una infracción a la privacidad y una táctica dirigida a personas indocumentadas.

El Acuerdo de Transferencia de Datos

Según documentos obtenidos exclusivamente por Associated Press, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) acordaron proporcionar al ICE datos demográficos y de ubicación de los usuarios de Medicaid. Estos datos incluyen nombres, direcciones y etnias. El propósito declarado es ayudar a ICE a identificar y rastrear a personas sospechosas de ser indocumentadas que viven dentro de los EE. UU. El acuerdo estipula que ICE “recibirá información de identidad y ubicación de los extranjeros identificados por ICE”.

Justificación y preocupaciones

La subsecretaria de Salud y Servicios Humanos, Tricia McLaughlin, explicó que la iniciativa tiene como objetivo “garantizar que los extranjeros ilegales no reciban los beneficios de Medicaid que están destinados a los estadounidenses respetuosos de la ley”. Esta justificación ha provocado un debate considerable. Los expertos destacan que los ciudadanos estadounidenses son abrumadoramente responsables del fraude de prestaciones sociales, y más del 90% de esos casos involucran a ciudadanos estadounidenses. Además, las personas indocumentadas generalmente solo son elegibles para cobertura de seguro médico de emergencia, no para pólizas estándar, lo que hace dudosa la afirmación de fraude generalizado por parte de esta población.

Acceso restringido y gestiones previas

El acceso a las bases de datos del CMS será limitado, y los funcionarios podrán acceder a la información solo entre las 9 a. m. y las 5 p. m., de lunes a viernes, hasta el 9 de septiembre. Esta restricción parece diseñada para abordar las preocupaciones sobre el almacenamiento indefinido de datos, pero no las alivia por completo. La medida también se produce después de un esfuerzo similar y más amplio en junio, cuando la administración intentó confiscar una gran cantidad de información de salud personal de ciudadanos en estados que ofrecen atención médica financiada por el estado a residentes indocumentados. Los funcionarios estatales cuestionaron esa acción, argumentando que tendría un efecto “paralizador” en las personas que buscan atención médica y fomentaría una cultura de miedo.

Contexto político más amplio y reacción de los expertos

Este acuerdo de intercambio de datos es parte de una tendencia más amplia de mayor control de la inmigración y recortes significativos a los programas sociales. El “Un gran y hermoso proyecto de ley” de la administración Trump, promulgado el 4 de julio, incluye recortes sustanciales a la financiación de Medicaid y del Programa de seguro médico para niños (CHIP) durante la próxima década, lo que afectará a aproximadamente 11 millones de estadounidenses y potencialmente dañará a los hospitales rurales. El proyecto de ley también reduce los fondos para el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que afecta a 5 millones de adultos y niños, y asigna $108 mil millones para reforzar la aplicación de la ley de inmigración, incluida la construcción del muro fronterizo, la ampliación de los centros de detención y la logística dentro del Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Justicia.

Elizabeth Laird, directora de equidad en tecnología cívica del Centro para la Democracia y la Tecnología, criticó duramente el acuerdo de intercambio de datos. “Al entregar algunos de nuestros datos de atención médica más confidenciales a ICE, Salud y Servicios Humanos han traicionado fundamentalmente la confianza de casi 80 millones de personas. Este sorprendente desarrollo demuestra que la afirmación de la Administración de usar esta información para prevenir el fraude es un caballo de Troya que, en cambio, principalmente promoverá su objetivo de deportar a millones de personas”.

Laird enfatizó además la baja incidencia de fraude cometido por personas indocumentadas y reiteró: “Los resultados de esta decisión serán devastadores. Hundirá aún más la confianza en el gobierno, obligará a las personas a elegir entre atención que les salve la vida y entregar datos a las autoridades de inmigración, y erosionará la calidad y eficacia de los servicios gubernamentales”.

El acuerdo representa una expansión significativa de la vigilancia gubernamental y plantea serias dudas sobre la privacidad de millones de estadounidenses, particularmente aquellos de comunidades vulnerables y marginadas. También destaca la tensión actual entre los esfuerzos para hacer cumplir las leyes de inmigración y la protección de los derechos fundamentales y el acceso a servicios de salud vitales.