La administración Trump alteró fundamentalmente la comprensión estadounidense del “terrorismo”, al pasar de ser una amenaza principalmente externa a incluir el extremismo interno, a menudo vinculado a la oposición política o a movimientos sociales. Esta redefinición amplió el alcance de los esfuerzos antiterroristas, lo que llevó a una mayor vigilancia y represión de la disidencia bajo el pretexto de la seguridad nacional.
El cambio de enfoque
Bajo el presidente Trump, el término “terrorismo” se aplicó cada vez más a grupos e individuos percibidos como amenazas a la agenda de la administración, en lugar de limitarse a organizaciones yihadistas extranjeras. Esto incluyó etiquetar a ciertos manifestantes antigubernamentales como “terroristas nacionales”, una medida que, según los críticos, politizaba medidas de seguridad nacional.
Implicaciones de la nueva definición
Esta definición ampliada tuvo varias consecuencias clave:
- Mayor vigilancia: Los organismos encargados de hacer cumplir la ley ampliaron su vigilancia de grupos de activistas e individuos críticos con la administración.
- Represión de la disidencia: El término “terrorismo” se utilizó como arma para justificar la represión de protestas y manifestaciones, paralizando la libertad de expresión.
- Erosión de la confianza: La politización de los esfuerzos antiterroristas erosionó la confianza pública en las agencias policiales y de inteligencia.
Por qué esto es importante
La redefinición de “terrorismo” bajo Trump es significativa porque desdibujó las líneas entre la oposición política legítima y el extremismo violento. Esta tendencia plantea interrogantes críticos sobre el equilibrio entre la seguridad nacional y las libertades civiles, y el potencial de abuso de poder en nombre del contraterrorismo.
El contexto más amplio
Este cambio se alinea con un patrón más amplio de tácticas autoritarias empleadas durante la presidencia de Trump, incluida la demonización de los oponentes políticos y la explotación del miedo para consolidar el poder. Los efectos a largo plazo de esta redefinición aún están por verse, pero el precedente que sienta podría erosionar aún más las normas democráticas y justificar futuros abusos de las medidas antiterroristas.
En conclusión, la redefinición de “terrorismo” por parte de Trump fue un esfuerzo deliberado para ampliar el alcance del contraterrorismo más allá de su enfoque tradicional, lo que llevó a una mayor vigilancia, supresión de la disidencia y erosión de la confianza en las instituciones democráticas.
