El mundo se encuentra en la cúspide de una revolución energética. Durante décadas, el acceso a energía barata, limpia y abundante ha sido un sueño lejano, limitado por el costo, el impacto ambiental y la disponibilidad. Ahora, una nueva generación de tecnologías de energía limpia está creciendo rápidamente y promete remodelar no sólo nuestras economías, sino también el tejido mismo de nuestras sociedades. No se trata sólo de mitigar el cambio climático; se trata de desbloquear un futuro en el que la escasez de energía sea una reliquia del pasado y los límites de lo que podemos lograr se amplíen drásticamente.

La escala del cambio

Sólo este año, se prevé que la inversión mundial en energía limpia (que abarca la eólica, la solar, la hidroeléctrica, la nuclear, las mejoras de la red y el almacenamiento de energía) alcance los 2,2 billones de dólares. Si bien gran parte de esta inversión se enmarca como una solución climática, el factor subyacente es mucho más simple: la energía limpia se está convirtiendo en la forma más rentable de satisfacer la creciente demanda energética mundial. La energía eólica y solar están desafiando las expectativas, y las tecnologías de almacenamiento de energía se están poniendo al día, creando un círculo virtuoso de innovación y despliegue.

Más allá del clima: las verdaderas implicaciones

El verdadero potencial de la energía abundante va mucho más allá de la simple reducción de emisiones. Se trata de alterar fundamentalmente lo que es posible. Considere estas posibilidades:

  • Producción de alimentos: Ampliar la agricultura vertical y la fermentación de precisión podría revolucionar la agricultura, produciendo cultivos en interiores con un uso mínimo de tierra y agua. La carne cultivada en laboratorio, cultivada a partir de células en lugar de criar ganado, podría reducir drásticamente el impacto ambiental y al mismo tiempo proporcionar fuentes de proteínas sostenibles.
  • Seguridad hídrica: La desalinización generalizada, impulsada por energía barata, podría brindar acceso a agua dulce en regiones áridas, resolviendo conflictos políticos y asegurando recursos vitales.
  • Fabricación avanzada: Los procesos que consumen mucha energía, como la ciencia de los materiales y la industria pesada, podrían volverse dramáticamente más baratos y más eficientes, impulsando la innovación en sectores como la construcción, el transporte y la electrónica.
  • IA y computación: El crecimiento explosivo de la inteligencia artificial exige una inmensa potencia informática. La energía abundante podría permitir un futuro en el que el desarrollo de la IA no se vea limitado por los costos de la electricidad, lo que aceleraría el progreso en campos como la medicina, la modelización climática y la automatización.

Los números hablan por sí solos

El consumo mundial de energía ronda actualmente los 186.000 teravatios-hora al año. Los combustibles fósiles todavía dominan con un 76%, pero las energías renovables están aumentando. La energía eólica, solar e hidroeléctrica representaron el 92% de la nueva capacidad eléctrica agregada en 2024. Para 2050, es probable que el mundo necesite duplicar o triplicar su producción de electricidad para satisfacer la creciente demanda. Como dice Eric Toone, CTO de Breakthrough Energy: “La energía es prosperidad. La energía es la capacidad de trabajar… de construir cosas, de fabricar cosas, de mover cosas”.

Afrontar los desafíos

La transición no estará exenta de obstáculos. Es necesario abordar preocupaciones sociales como la pérdida de empleos en las industrias de combustibles fósiles, las barreras regulatorias y el acceso desigual a soluciones de energía limpia. Los centros de datos, en particular, ya están sobrecargando las redes eléctricas.

Para mitigar estos problemas:

  • Depósitos obligatorios: Las empresas de servicios públicos podrían exigir a las empresas de tecnología que paguen depósitos en función de sus necesidades de energía proyectadas, desalentando la sobreestimación.
  • Requisitos de autogeneración: Se podría exigir a los centros de datos que inviertan en su propia generación y almacenamiento, respaldando la estabilidad de la red.
  • Optimización impulsada por IA: La inteligencia artificial puede agilizar la obtención de permisos para proyectos renovables, mejorar el diseño de materiales y mejorar el modelado de la demanda de energía.

El futuro es eléctrico

La perspectiva de una energía casi ilimitada ha cautivado a los investigadores durante décadas. Como predijo en 1954 Lewis Strauss, ex presidente de la Comisión de Energía Atómica, ese futuro podría significar “energía eléctrica demasiado barata para medirla, hambrunas periódicas sólo como historia, viajes sin esfuerzo… y esperanzas de vida mucho más largas que las nuestras”. Si bien la energía nuclear no cumplió con esta visión, la trayectoria actual de las tecnologías de energía limpia sugiere que este sueño ya no es simplemente posible: se está volviendo cada vez más probable.

En última instancia, la abundancia de energía limpia no se trata sólo de resolver el cambio climático. Se trata de desbloquear un futuro en el que el ingenio humano no esté limitado por limitaciones de recursos y los límites de lo que podemos lograr se amplíen más que nunca. La pregunta no es si este futuro llegará, sino cómo elegimos darle forma.