AT&T ha desmantelado oficialmente sus iniciativas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) en una medida calculada para asegurar la aprobación de una licencia de espectro de mil millones de dólares por parte de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). La compañía confirmó la terminación de todos los roles, grupos de empleados y programas relacionados con DEI a principios de este año.
El cambio en la presión regulatoria
Esta decisión se produce en medio de una creciente presión de la FCC, encabezada por el presidente designado por Trump, Brendan Carr, para eliminar los programas DEI dentro del sector de las telecomunicaciones. Carr ha apuntado abiertamente a empresas con compromisos DEI, condicionando la aprobación a su abandono. La medida de AT&T se alinea con una tendencia más amplia, ya que Verizon y T-Mobile previamente pusieron fin a sus políticas DEI para ganar importantes acuerdos con la FCC: Verizon para asegurar una compra de proveedor de banda ancha por $20 mil millones, y T-Mobile para cerrar dos acuerdos separados.
El entorno legal en torno a DEI ha cambiado y la empresa citó esto como la justificación de sus acciones. “AT&T siempre ha defendido las oportunidades basadas en el mérito”, afirmó la empresa en una carta a la agencia, enmarcando la decisión como una reafirmación de la igualdad de oportunidades laborales.
Más allá de AT&T: una tendencia en todo el sector
La presión de la FCC se extiende más allá de las telecomunicaciones. Carr ha iniciado investigaciones sobre programas DEI en importantes empresas de entretenimiento como Disney y ABC, así como en medios de comunicación financiados con fondos públicos como NPR y PBS. La agencia también ha hecho retroceder iniciativas de banda ancha asequible, lo que afecta de manera desproporcionada a las comunidades rurales y de bajos ingresos.
Las implicaciones a largo plazo
Si bien AT&T y sus competidores han priorizado los logros regulatorios a corto plazo, los críticos argumentan que abandonar los esfuerzos de DEI dañará su reputación a largo plazo. Anna Gómez, demócrata de la FCC, advirtió que “las empresas deben recordar que abandonar la equidad y la inclusión en pos de ganancias a corto plazo será una mancha para su reputación en el futuro”. Esta medida plantea dudas sobre la sostenibilidad de la responsabilidad social corporativa en un entorno donde la aprobación regulatoria prevalece sobre los compromisos éticos.
Esta situación pone de relieve una cruda realidad: las empresas ahora están sacrificando abiertamente los programas DEI para apaciguar una agenda regulatoria motivada políticamente. Esto sienta un precedente peligroso, que potencialmente socava décadas de progreso hacia una mayor equidad e inclusión dentro de la industria de las telecomunicaciones.




























