Investigadores en Japón han desarrollado un nuevo plástico de origen vegetal que se descompone completamente en el agua de mar, sin dejar microplásticos. Este avance aborda un problema ambiental crítico, ya que los microplásticos ahora contaminan casi todos los ecosistemas de la Tierra.
El problema de los plásticos actuales
Los plásticos convencionales, derivados del petróleo, persisten durante siglos en el medio ambiente. Incluso los plásticos llamados “biodegradables” suelen dejar fragmentos microscópicos que se acumulan en la cadena alimentaria y en el interior de los organismos vivos. Las Naciones Unidas reconocieron esta crisis en 2022 con una propuesta de Tratado Global sobre la Contaminación Plástica, pero las negociaciones se estancaron en 2025, sin dejar ningún acuerdo vinculante.
Este fracaso pone de relieve la urgencia de encontrar soluciones alternativas. Grupos activistas como Greenpeace destacan la contaminación generalizada: se han detectado microplásticos en los alimentos humanos, el agua e incluso en el interior del cuerpo humano.
Cómo funciona el nuevo plástico
El nuevo material, denominado plástico supramolecular de carboximetilcelulosa (CMCSP), está hecho de celulosa, el compuesto orgánico más abundante en la Tierra, producido por la naturaleza a un ritmo de un billón de toneladas al año. El equipo de investigación dirigido por Takuzo Aida en el Centro Riken para Ciencias de la Materia Emergente (CEMS) ha diseñado esta sustancia natural para convertirla en un plástico que mantiene la resistencia y flexibilidad de los plásticos tradicionales, pero se disuelve completamente en agua de mar y otros entornos naturales.
Este no es el primer plástico a base de celulosa, pero es el primero que se ha demostrado que se degrada completamente sin dejar microplásticos dañinos. El equipo también ha demostrado que el material se puede modificar para que coincida con las propiedades de los plásticos convencionales sin sacrificar su biodegradabilidad.
Implicaciones en el mundo real
El estudio, publicado en el Journal of the American Chemical Society, confirma que la tecnología está avanzando más allá de la etapa conceptual. Los investigadores ahora se centran en aumentar la producción para aplicaciones prácticas.
“La naturaleza produce alrededor de un billón de toneladas de celulosa cada año. A partir de esta abundante sustancia natural, hemos creado un material plástico flexible pero resistente que se descompone de forma segura en el océano”, afirmó la profesora Aida.
La invención podría reducir drásticamente la contaminación plástica, proteger los ecosistemas y ofrecer una alternativa sostenible a los plásticos basados en combustibles fósiles. La ausencia de un tratado global significa que una innovación como esta es aún más crucial para proteger el planeta.
