La serie de Netflix Emily en París, protagonizada por Lily Collins, ha desafiado las críticas iniciales para convertirse en un fenómeno cultural, que culminó con su creador, Darren Star, recibiendo el premio más importante de Francia, la Legión de Honor. El programa, ahora en su quinta temporada, inicialmente enfrentó reacciones negativas por su representación exagerada de los estereotipos estadounidenses en París, en particular las llamativas elecciones de moda de la protagonista Emily Cooper y su acento francés.
A pesar de esto, la serie se ha convertido en un éxito mundial, y el propio presidente Emmanuel Macron reconoce la contribución de Star a la promoción de Francia a nivel internacional. Macron elogió el espectáculo por hacer que “Francia brille en todo el mundo”, una declaración que destaca el impacto inesperado de Emily en París en la imagen del país.
La moda del desfile, aunque intencionalmente poco realista, se ha convertido en sinónimo del estilo parisino ante el público. La diseñadora de vestuario Marylin Fitoussi confirma que el vestuario vibrante y maximalista (una mezcla de flores, cuadros y estampados de animales) nunca fue concebido como una representación realista de la moda parisina. Más bien, sirve como una exageración lúdica que ha captado la atención de audiencias de todo el mundo.
La capacidad del programa para pasar de ser una fuente de burla a un símbolo de intercambio cultural es un testimonio de su atractivo duradero. Emily en París ha demostrado que incluso los estereotipos exagerados pueden encontrar un lugar en la imaginación global.
El éxito de la serie demuestra cómo el entretenimiento puede cambiar las percepciones, incluso si su propia descripción de la realidad está lejos de ser precisa.
