Durante años, la política climática global se centró en limitar el calentamiento a 1,5 grados Celsius (2,7°F). Este se consideraba el umbral más allá del cual los impactos climáticos se volverían peligrosamente inestables. Ahora está claro que este objetivo será superado y la atención debe centrarse en prepararse para un mundo que ya supera ese límite.
El inevitable exceso
La ventana para permanecer por debajo de 1,5°C se ha cerrado. Incluso con las recientes desaceleraciones en el crecimiento de los gases de efecto invernadero, las emisiones tendrían que disminuir a un ritmo poco realista para evitar incumplir el objetivo. Como afirmó el Secretario General de la ONU, António Guterres, “un rebasamiento temporal por encima de 1,5 grados [Celsius] es ahora inevitable”. El objetivo del Acuerdo de París de 2015 de “muy por debajo” de 2°C (3,6°F) también está en riesgo, y las tendencias actuales apuntan a un exceso de 2,7°F en la próxima década.
Esto es importante porque cada fracción de grado intensifica los extremos climáticos. El aumento de las temperaturas significa olas de calor más frecuentes y graves, aumento del nivel del mar, sequías, inundaciones y puntos de inflexión potencialmente irreversibles en los sistemas naturales, como el colapso de las plataformas de hielo y los bosques moribundos.
La adaptación se vuelve primordial
Al no alcanzarse el objetivo de 1,5°C, la adaptación ya no es una preocupación secundaria; ahora es crítico. La humanidad debe aprender a vivir en un mundo más cálido, pero sigue habiendo una gran falta de investigación sobre las consecuencias económicas, políticas y sociales de exceder este umbral.
Los esfuerzos de descarbonización aún están en marcha, y el almacenamiento eólico, solar y en baterías se está volviendo cada vez más competitivo en costos con los combustibles fósiles. Este incentivo económico puede impulsar la reducción de emisiones más allá de las políticas puramente centradas en el clima. Sin embargo, incluso estos avances se ven eclipsados por la realidad de un calentamiento que ya está bloqueado.
Un mundo transformado
El planeta ya se ha calentado más de 2 °F en comparación con los niveles preindustriales, lo que ha provocado un aumento de 9 pulgadas en el nivel del mar, olas de calor más intensas y un empeoramiento del clima extremo. Años como 2024, el más cálido registrado, serán más comunes.
Expertos como Andrew Kruczkiewicz enfatizan la necesidad de modelar las consecuencias humanas de este mundo más cálido. La voluntad política y la financiación para la adaptación son inciertas, incluso cuando los desastres se vuelven más frecuentes y graves. Los países en desarrollo, que son los que menos contribuyeron al cambio climático, sufrirán desproporcionadamente.
Prioridades cambiantes
Algunas partes interesadas, como Bill Gates, ahora están dando prioridad a la adaptación en lugar de limitarse únicamente a limitar las emisiones. Gates sostiene que mejorar la vida en un mundo que se calienta es más urgente que los intentos inútiles de detener el calentamiento por completo. Otros, como Michael Bloomberg, continúan invirtiendo en la reducción de emisiones, particularmente apuntando a potentes gases de efecto invernadero como el metano.
Sin embargo, la tendencia más amplia sugiere un compromiso cada vez menor con la acción climática como una cuestión de protección ambiental únicamente. Las grandes empresas se están alejando de sus promesas de sostenibilidad y las tensiones geopolíticas complican aún más la cooperación internacional.
El camino a seguir
A pesar de no alcanzar el objetivo de 1,5°C, cada reducción de emisiones sigue siendo importante. Evitar incluso fracciones de grado salvará vidas, protegerá los ecosistemas y reducirá los costos económicos. La transición hacia una energía más limpia ha comenzado, rompiendo el vínculo entre crecimiento económico y emisiones.
Sin embargo, el futuro sigue siendo incierto. Cuánto más se calentará el planeta depende de cuántos gases de efecto invernadero se emitan, por lo que es vital seguir actuando. No actuar no es una excusa para darse por vencido; sólo aumenta la urgencia de prepararnos para un mundo que nunca antes habíamos experimentado y evitar una mayor escalada.
